Conexión, el modelo de la felicidad

Un modelo creado por Lina Suárez
Vida plena
La felicidad es un concepto abstracto, subjetivo y profundamente personal. Sin embargo, imaginar la felicidad como una casa puede ayudarnos a visualizar cómo construir una vida plena y significativa. Esta casa no es cualquier estructura; es un hogar diseñado a tu medida, con cimientos sólidos, columnas que la sostienen y ladrillos que la fortalecen. Cada elemento de esta construcción representa un aspecto esencial para alcanzar la felicidad. A continuación, exploraremos este modelo y cómo puedes aplicarlo en tu vida.
Los tres cimientos de la felicidad
Toda casa necesita cimientos fuertes para resistir el paso del tiempo. En el modelo de la casa de la felicidad, estos cimientos son principios fundamentales que sostienen todo lo demás:
- Tú eres el protagonista de tu historia: Sin ti, tu vida no existe. Eres el centro de tu universo, y tu luz atrae a quienes te rodean. Amarte a ti mismo es el primer paso para que los demás te amen. Reconocer tu valor y tu papel en tu propia vida es esencial para construir una base sólida.
- Lo que eres y tienes hoy es suficiente: La felicidad no está en lo que fuiste, serás o podrías tener. Está en el presente, en lo que eres y lo que tienes hoy. Aceptar que ya tienes lo necesario para ser feliz te libera de la ansiedad por el futuro y el arrepentimiento del pasado.
- Tu definición de felicidad es única: La felicidad no es un concepto universal. Es tan única e irrepetible como tú. No importa lo que digan los demás, incluso aquellos que más te aman. Lo que importa es lo que tú valoras y lo que te hace sentir pleno. Tu felicidad es un traje hecho a tu medida.

Las dos columnas que sostienen la casa
Una vez que los cimientos están firmes, es necesario levantar las columnas que sostendrán la estructura de tu felicidad:
- La pasión: Es aquello que te mueve, lo que harías incluso si no te pagaran por ello. Es aquella actividad con la que el tiempo vuela y que, con frecuencia, está relacionada con lo que disfrutabas hacer cuando eras niño. Para algunos, es escribir; para otros, pintar, enseñar o bailar. Identificar tu pasión es clave para sentirte vivo y realizado.
- La ayuda a los demás: No es posible construir la felicidad en soledad. Ayudar a los demás es una columna esencial. Compartir tus dones, talentos y virtudes no solo enriquece la vida de otros, sino que también te conecta con un propósito más grande que tú mismo.

El dintel: el propósito de vida
Las dos columnas (pasión y ayuda a los demás) convergen en el dintel de la casa, que representa tu propósito de vida. Este es tu ikigai, la razón por la que te levantas cada mañana. Es la intersección entre lo que amas hacer, lo que haces bien, lo que el mundo necesita y por lo que te pueden pagar. Tu propósito de vida es la culminación de tus pasiones, talentos y contribuciones al mundo.

Los cuatro ladrillos que fortalecen la estructura
Para seguir construyendo tu casa de la felicidad, es necesario añadir cuatro ladrillos fundamentales:
- Autoconocimiento e identificación de tus superpoderes: Tus talentos, dones y virtudes son únicos. Identificarlos es tu responsabilidad. ¿En qué eres bueno? ¿Para qué te buscan los demás? ¿Cuál es tu luz? Estos superpoderes son la combinación perfecta que te hace irrepetible y excepcional.
- Gestión de las emociones: Las emociones son parte de la vida, pero deben ser gestionadas para que no se conviertan en obstáculos. Aprender a identificarlas, vivirlas y dejarlas pasar es crucial. Emociones como el miedo o la frustración pueden paralizarte, pero cuando las gestionas, se convierten en aliadas que te impulsan.
- Comunicación impecable: La comunicación es el puente que te conecta contigo mismo y con los demás. Se basa en el respeto, el amor, la escucha activa y la comprensión. Hablar con palabras impecables, sin juzgar ni ofender, es esencial para construir relaciones sanas y significativas.
- Planeación estratégica flexible: Establecer metas realistas y estrategias es importante, pero la flexibilidad es clave. La vida está llena de imprevistos, y adaptarte a ellos te permite convertir los desafíos en oportunidades. Ser flexible no significa renunciar a tus objetivos, sino estar abierto a nuevas posibilidades.

El cemento que une todo: el amor
El amor es el pegamento que une todos los elementos de tu casa de la felicidad. Es lo que te conecta con algo más grande que tú mismo. El amor por lo que haces, por los demás y por ti mismo es lo que da coherencia y sentido a tu vida. Cuando el amor impregna cada aspecto de tu construcción, la felicidad se convierte en parte de tu ser.
La expansión de tu felicidad
La casa de la felicidad no tiene techo. Tu felicidad no se limita a ti; se expande y repercute en los demás. Tus acciones, palabras y pensamientos crean ondas que trascienden el tiempo y el espacio. Liderar con tu virtud y compartir tu luz no solo te hace feliz, sino que también contribuye a la felicidad de otros.
La felicidad es una construcción diaria...
Hoy, puedes comenzar a construir tu casa de la felicidad. No se trata de ser perfecto, sino de tener la intención de ser la mejor versión de ti mismo. Cada día, con tus palabras, pensamientos y acciones, puedes avanzar hacia una vida plena y significativa. La felicidad no es un destino, sino un viaje. Y tú eres el arquitecto de tu propio hogar.
Hoy soy feliz porque he construido mi felicidad. Hoy tengo la plenitud que viene de buscar ser el mejor ser humano que puedo ser. Y aunque soy imperfecta, mi intención de construir una vida feliz es lo que me hace avanzar. ¿Y tú? ¿Estás listo para construir tu casa de la felicidad? Realiza tu auto diagnóstico
